En esta obra se aprecian las cualidades estilísticas de la etapa de madurez de Veronés,
como son el sentido escenográfico, los fondos arquitectónicos, la suntuosidad del color
y la fluidez técnica. Representa un tema del Nuevo Testamento, en el que se narra uno de
los milagros que realizó Jesús cuando entró en Cafarnaún. El texto bíblico relata el
encuentro y la petición del centurión romano al Señor: "-Señor, mi siervo yace en
casa y está paralítico atrozmente atormentado. -Yo iré y lo curaré. -Yo no soy digno
que entres bajo mi techo, di sólo una palabra y mi siervo será curado. -Ve, hágase
contigo según has creído. Y en aquella hora quedó curado el siervo." (Mateo, 8, 5-13).
Veronés, para describir este momento, utiliza un lenguaje procedente del mundo teatral, que
se aprecia tanto en los gestos como en las actitudes de los personajes. Éstos forman
dos grupos compactos, el que acompaña a Jesús a la izquierda y a la derecha el del
centurión, quien se postra ante los pies de Cristo para hacer su petición.
La arquitectura de la escena, de inspiración palladiana, crea una rica ambientación, muy
relacionada con el mundo veneciano. La zona que cierra la escena está diluida
por la luz, lo mismo que las figuras del fondo, lo que contribuye a acentuar la
sensación de profundidad. La suntuosidad característica de la pintura de Veronés se
aprecia en los ricos ropajes, adornos y armas de los personajes. Al fondo, tras una
columna, asoma una cabeza, posiblemente un retrato, quizás del propio artista.
La obra tuvo una gran repercusión, si se tienen en cuenta las versiones conservadas
(Dresde, Munich y Kansas City), todas ellas de inferior calidad y con gran
participación del taller. La relación entre los dos protagonistas, la estructura
compositiva y la ambientación guardan semejanzas con La familia de Darío delante
de Alejandro Magno (Londres, National Gallery), otra obra de Veronés fechada hacia 1561.
Este lienzo fue realizado en 1571 y probablemente perteneció a las pinturas que Veronés
hizo para la familia Cuccina. Identificado en 1648 con un lienzo del mismo tema que
Ridolfi vió en la Casa Contarini de Papua, perteneció al Conde de Arundel. De
esta colección fue adquirido en 1654 por el pintor Alonso de Cárdenas, comisionado
a tal efecto por don Luis de Haro. Éste regaló la obra a Felipe IV, quien la
envió al Monasterio de El Escorial, donde en 1667 el Padre Santos la vio colgada
en el Capítulo del Prior. De allí pasó al Museo del Prado en 1839.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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