El triunfo de Baco - Velazquez

TÍTULO: El Triunfo de Baco o "Los Borrachos" (c. 1629)
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo. 165 x 225 cm.
AUTOR: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660)
Pintura española (Siglo XVII)

Es bien sabido que este lienzo procede de las Colecciones Reales, pero se desconoce la fecha exacta de su realización. La mayoría de la crítica lo cree ejecutado entre los años 1628 y los inicios de 1629, aunque hay quien aduce que estaba ya acabado en 1626 y que fue modificado en parte por el artista a su regreso de su primer viaje a Italia (1629-1631). El hecho de que se conserve un documento de pago de la Tesorería Real, fechado en 1629, en el que consta que Velázquez recibió cien ducados por orden del rey Felipe IV: 'Por cuenta de una pintura de Baco que ha hecho en servicio de Su Magestad', parece confirmar la primera hipótesis.

Se ha barajado la posibilidad de que tanto la elección del tema -es la primera incursión del artista sevillano en la Mitología- como el ambiente burlesco y distendido en que transcurre la acción, le fueron sugeridos a Velázquez por el pintor flamenco Rubens durante la segunda visita de éste a Madrid en 1628-1629. Quizá le contó una mascarada, celebrada en Bruselas, en que un personaje montado sobre un tonel, y coronado de guirnaldas de parra y racimos, desfiló ante los gobernadores acompañado de ocho muchachos.

Se cree también plausible que Velázquez se inspirara para esta composición en una estampa publicada en 1596 por el grabador holandés Hendrik Goltzius. La estampa incluía un breve poema en el que un grupo de campesinos solicita a Baco "un poco de vino para aliviar su dolor y su pena".

Pese a todo, siempre ha sorprendido el aspecto vulgar y un tanto insólito que presenta esta escena (tan ajena a las mitologías que se realizaban en Europa por entonces), lo que la ha hecho objeto de multitud de conjeturas respecto a su finalidad última. Hay quienes la creen una crítica irónica de los dioses paganos, una humanización de las historias mitológicas, o una exaltación del vino, el cual, tomado con moderación, alegra la vida de los hombres humildes (como se expresa en el poema de Goltzius), y favorece asimismo la inspiración poética.

La acción tiene lugar al aire libre. Baco, muy iluminado desde la izquierda, y a medias cubierto con magníficas telas en tonos blancos y rosados, está sentado sobre un tonel con la cabeza ceñida de pámpanos y hiedra. Le acompañan dos supuestos miembros de su séquito. El dios procede a coronar a un hombre arrodillado ante él, mientras que los otros cuatro que se apiñan a su izquierda reflejan en sus rústicos semblantes los efectos de los vapores del vino. Dos de ellos dirigen sus miradas hacia el espectador como para hacerle partícipe de su alegría. En el ángulo superior derecho la figura embozada en la sombra resulta un contrapunto de la situada en el ángulo inferior izquierdo.

Velázquez aún conserva aquí el gusto por el tenebrismo de su etapa sevillana y un sentido del modelado altamente naturalista, pero en el paisaje del fondo se advierte ya su magistral y ligera pincelada.

El cuadro ingresó en el Museo del Prado en 1819, el mismo año de su inauguración.

Texto y foto: http://museoprado.mcu.es