Retrato ecuestre del príncipe Baltasar Carlos (1629-1646), hijo de Felipe IV (1605-1665) e Isabel de Borbón (1603-1644), con la sierra
madrileña al fondo y mostrando los símbolos del poder real, el bastón de mando y la banda de general. Primer hijo varón del Monarca, su
temprana muerte dejó a España sin heredero masculino hasta el nacimiento del futuro Carlos II (1661-1700).
Este cuadro fue pintado para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, donde se situó sobre una puerta entre los retratos ecuestres de
sus padres, enlazando con la idea de continuidad dinástica que quería reflejar el programa iconográfico.
Esta ubicación en alto explica la extraña perspectiva del cuadro, especialmente la composición anatómica del caballo, pues fue ideado
para ser visto de abajo a arriba.
La técnica empleada, muy fresca y suelta, impresiona especialmente en el rostro del niño, uno de los mejores
retratos de Velázquez.
Procedencia: Colección Real (Palacio del Buen Retiro, Madrid, 1701,
Palacio Real Nuevo, Madrid, paso del cuarto del señor infante don Luis, 1772,
Palacio Real Nuevo, Madrid, cuarto de la serenísima infanta-dormitorio, 1794,
Palacio Real, Madrid, callejón de paso a las tribunas, 1814-1818).
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