Este lienzo es un ejemplo de colaboración entre un pintor ya consagrado y su joven
discípulo. Ambos llegaron a ser los máximos representantes de la pintura flamenca
del siglo XVII. Fue ofrecido por Rubens a sir Dudley Carletton, embajador de
Inglaterra en La Haya como "una obra hecha por el mejor de mis discípulos y enteramente
retocada por mi mano". El discípulo, Van Dyck, era un muchacho de 19 años que ejecutó
la obra con las instrucciones, los bocetos y siguiendo fielmente el estilo del maestro.
La operación no llegó a buen fin porque el coleccionista inglés prefirió un original
realizado enteramente por el maestro.
El episodio narrado en esta obra alude a un pasaje de la Guerra de Troya. La leyenda
de Aquiles es una de las más antiguas de la mitología griega. Su relato es conocido
por el célebre poema épico de Homero La Ilíada. Aquiles fue hijo de un mortal, Peleo,
y una diosa, Tetis. Queriendo protegerlo de males futuros, su madre lo sumergió en la
Laguna Estigia, para que sus aguas lo hicieran invulnerable, sujeto por el talón,
con lo que éste quedó sin protección. Al comienzo de la campaña militar, cuando los
griegos se disponían a marchar hacia Asia Menor, Tetis decidió esconderlo en la corte
del rey Licomedes, en la isla de Skyros, para luchar así contra el oráculo que había
vaticinado la muerte del héroe frente a Troya.
Aquiles permaneció disfrazado de mujer entre el séquito de las hijas del rey. Tuvo
un romance secreto con una de ellas, Deidamia, del que nació su hijo Neoptólemo.
Ulises, que era consciente de que sin la presencia de Aquiles no podría tomarse Troya,
salió en su búsqueda. Llegó a la corte de Licomedes con un compañero, disfrazado de
mercader ambulante. En presencia de las damas desplegó las mercancías, escondiendo
algunas armas entre las dedicadas al mundo femenino. Cuando el grupo estaba
admirándolas hizo sonar una trompeta, lo que despertó el espíritu guerrero de Aquiles
que se delató al empuñar una espada. Después zarpó hacia Troya, cosechó fama y gloria,
pero también se enfrentó a su destino, ya que una flecha le hirió mortalmente en
el talón, cumpliéndose así el oráculo.
La escena de este lienzo se desarrolla en el interior del palacio, cuya arquitectura
acoge a las figuras en un escenario en perspectiva, con un fondo de paisaje que
contribuye a acentuar la profundidad del conjunto, en el que se advierte el eco
la pintura veneciana.
Rubens trajo esta obra cuando viajó a España en 1628 y fue comprada por la hija de
Felipe II, Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Países Bajos. En 1636 estaba en
el Alcázar de Madrid e ingresó en el Museo del Prado procedente del Palacio Real.
Rubens nació en 1577 en la ciudad alemana de Siegen. A la muerte de su padre la
familia regresó a Amberes, de donde era originaria. Comenzó su aprendizaje con Otto
van Veen y a los 23 años marchó a Italia para completar su formación. Allí entró al
servicio de Vicenzo Gonzaga, duque de Mantua, por cuyo mandato realizó su primer viaje
a España en 1603. Tras regresar a Amberes en 1609, fue nombrado pintor de cámara
de los gobernadores de los Países Bajos. Siempre le acompañó el éxito y su taller fue
el más importante de Europa, trabajando para las cortes de Inglaterra, Francia y
España, país que volvió a visitar en 1628. Murió en la ciudad de Amberes, siendo
uno de los pintores más influyentes del siglo XVII.
El Museo del Prado posee relevantes ejemplos de la actividad de Rubens como pintor
religioso. Entre ellos sobresalen el Apostolado y el San Jorge y el dragón, todas
obras de juventud, así como los modelos para la serie de cartones para tapices
dedicada al Triunfo de la Eucaristía, que le encargó la infanta Isabel Clara Eugenia
para las Descalzas Reales de Madrid.
Van Dyck, nació en la ciudad de Amberes e inició su formación artística con Henri
van Balen, pasando después al taller de Rubens, donde en 1618 trabajaba ya como
maestro. Tras una breve estancia en la corte de Jacobo I de Inglaterra, en 1621
viajó a Italia, donde tras recorrer algunas de las principales ciudades se
estableció en Génova. En 1627 regresó a Amberes, iniciando un periodo de gran
actividad creativa que le proporcionó éxito y prestigio. Fue llamado a Inglaterra en
1632 para trabajar en la corte de Carlos I, donde se convirtió en el artista más
relevante del momento. Contrajo matrimonio con la noble dama inglesa María Ruthwen y
murió en la capital inglesa a la edad de cuarenta y dos años.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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