Tiziano Vecellio de Gregorio, uno de los principales representantes renacentistas
de la escuela pictórica veneciana del siglo XVI, pintó el Adán y Eva en una fecha
tardía de su vida.
Representó el tema bíblico de una forma convencional: destacando los cuerpos desnudos
de Adán y de Eva delante del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, donde la
serpiente se enrosca convertida en un ser antropomórfico con cabeza de niño.
La diferencia visible con lo establecido para la representación de esta escena,
anterior al pecado, es el gesto de rechazo que se aprecia en Adán ante la tentación
que procede de su compañera. Tiziano diseñó su cuerpo completamente en tensión, separándose
de ella a la vez que con el brazo izquierdo estirado pretende apartarla de sí.
Ciertos investigadores señalan que en esta pintura hay probables influencias
compositivas de otras obras del mismo tema: en concreto, aventuran que Tiziano
realizó una síntesis entre el fresco de Rafael realizado para la Stanza della
Segnatura en el Vaticano y un grabado de Durero. Hay elementos que sí se repiten en
el Adán y Eva de Tiziano y que están presentes en una u otra de estas obras, por
ejemplo la disposición de las figuras alrededor de un árbol, el niño-serpiente
enroscado en el tronco o el animal que aparece a los pies de Eva. En la copia que
en 1628 realizó Rubens de esta pintura de Tiziano agregó un papagayo que sí figuraba
en el grabado del pintor alemán pero no en el lienzo del veneciano.
Rubens, fascinado con la pintura de Tiziano, aprovechó su estancia en la Corte
Española para copiar una serie de obras del artista veneciano que pertenecían
a la Colección Real. La versión que hizo el pintor flamenco de este Adán y Eva
es una traducción a su estilo más que una copia literal. En ella cambió rasgos
formales, contenido expresivo y sobre todo los modos de pintar.
El Adán y Eva de Tiziano perteneció a la colección de Antonio Pérez
(secretario de Felipe II), y no ingresó en la Colección Real hasta que en
1585 lo adquirió el rey. En el año 1600 estuvo en el Alcázar de Madrid. Sufrió
bastante en el incendio de 1734. A finales del siglo XVIII se colocó en el nuevo
Palacio Real formando pareja con la copia de Rubens. Este cuadro, junto con otros
de las Colecciones Reales en los que existían desnudos, estuvo guardado por orden
de Carlos III que los consideraba lascivos, en salas secretas de la Real Academia
de Bellas Artes de San Fernando hasta que se trasladaron al Museo del Prado
creado en 1819.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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